lunes, 18 de junio de 2012

CANTO A TU TESTARUDO EJEMPLO

“Reposaré en tu memoria
 mi imagen (...)
 y estaré en tI”.
Augusto Frederico Schmidt: “POEMA”




           CANTO A TU TESTARUDO EJEMPLO[1]


       Desde el recuerdo de tu cuerpo inerte
       ¡Canto!
       Canto a mi cotidiano valor de ti aprendido.
       Ese valor heredado de tu estirpe de gigante que me sirve
       para no claudicar impotente ante
el misterio de la muerte,
       retornar al diario trajín de amar la vida
       y, seguir entre muros de hiel y abismos de mieles,
       soñando y trabajando,
trabajando y soñando
       con la utopía,
       con el mundo de amor que nunca encuentro.

       Aún las lágrimas no han podido saltar, y...entonces
       ¡Canto!
       Porque mi corazón estupefacto y necio
       como el tuyo se resiste a llorar y reflexiona,
       para gritar igual que tú lo hacías
permanente y terco,
       al valor de la tenacidad, 
la dignidad, el decoro,
       a la honradez del pobre, del hombre probo,
del valiente.
       A esa necedad tuya de ser digno y nunca claudicar de miedo,
       menos de vergüenza.

       Flaco y frío el ceño en posición de reto estabas.
       Te vestí con la ropa del sepelio
 y te vestí de mi testarudez
       de siempre, para merecer tu nombre.
       Ese nombre del hombre que hasta cerrar los ojos a la vida
       le cantó al sueño de llegar valiente allá
       donde nadie conoce y todos temen.
       Allá donde te esperaba el amor de la maestra rural,
       la virgen de tus rezos y arrepentimientos,
       tu María Luisa, tu “Canche”,
mi madre radical ejemplo,
       femenina reina del hogar, la escuela y el servicio.

       Por eso !canto!
       Te canto y no puedo llorar aunque me urja hacerlo.
       Porque tus regaños y consejos duros de firmeza
       no me dejan recurrir al llanto,
aunque recuerde tus pies tiesos e inertes,
       tus ojos señoriales y cerrados, tu pecho abierto para recibir el beso
       de esta hija subversiva y necia, tu prieta, tu primigenia obra,
       tu retrato, tu desobediente y terca hija que aún canta,
       para enfrentar el miedo de ya no poder contradecirte,
como cuando bravo y triste por amor recriminabas
su lucha a muerte
       contra el enemigo del pobre y del humilde.

       Entonces viejo,
       mi Jesús terrenal,
nada santo.
       ¡Seguiré cantando!
       Y, cuando las lágrimas indiscretas se presenten
       lloraré cantando
y cantaré llorando.
       No de miedo, no de pena,
no de inconsecuente.
       Las lágrimas serán de orgullo
       para no defraudarte y recordar tu talante,
       tu valor siempre presente, testarudo y firme.

       Porque el canto de mi vida
       necesita la firmeza de tu ejemplo.
       La testarudez de tu carácter.
       Y cantando a tu nombre y tu recuerdo
       sentiré de nuevo la alegría en este solitario corazón que necesita
       recordar eternamente tus suspiros y postreros canturreos,
       para alborozar el sentimiento,
       volver de nuevo a tu cadáver.
       Pernoctar en el frío de mis manos acariciando tu mortaja.
       Continuar la obra que sin proponerte comenzaste
       en este pecho mío resistente,
       que busca el mundo de amor que nunca encuentro.

       Y... si como tú muero resistiendo al miedo con un canto.
       Ten la seguridad que eres tú quien canta en el momento.
       Porque el recuerdo de tu honradez,
       tu perseverancia, tu necedad de  ser  auténtico y congruente,
       tu sentido de la dignidad y tu amor por el prójimo,
       me tomarán de la mano.
       Cerraré los ojos, sin cerrar el corazón a la utopía.
       Y, allá Tú y tu “Canche” abrazarán a esta tu “prieta”.
       Y, juntos los tres, como una trilogía de terrenal historia
       cantaremos a Dios, al misterio,
a la vida verdadera (¿quién lo sabe?)
       Y entonces, reconciliados y felices
       celebraremos la eternidad del bien, para seguir luchando.


[1] Dedicado a mi padre Jesús Aldana Mazariegos,  en el Día del Padre
Tomado de: "Palabras Juntan Sueños"
Segundo Lugar en Priemros Juegos Florales Centroamericanos, León, Nicaragua

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